Introducción
Que puede llegar a ser mas ecológico que cuidar de la vida de nuestros hijos; todo padre debería saber cuidar a sus hijos pero lamentablemente en los lugares donde recibimos la enseñanza que nos permite crecer en la sociedad no existe una materia ,o un temario que nos sirva como guía o bitácora de vuelo, se aprende a sumar ,a multiplicar y en fin todas las operaciones matemáticas, e igual en todas las asignaturas, pero no se nos enseña algo de tan tremenda importancia, como lo es "ser un buen padre".
Por esta razón nosotros en Ecología Mística queremos aportar ese grano de arena con nuestros post.
Esperamos poder ayudar en esta labor, buenos hijos serán buenos individuos sociales, pero se necesita urgentemente educarnos como padres.
Que puede llegar a ser mas ecológico que cuidar de la vida de nuestros hijos; todo padre debería saber cuidar a sus hijos pero lamentablemente en los lugares donde recibimos la enseñanza que nos permite crecer en la sociedad no existe una materia ,o un temario que nos sirva como guía o bitácora de vuelo, se aprende a sumar ,a multiplicar y en fin todas las operaciones matemáticas, e igual en todas las asignaturas, pero no se nos enseña algo de tan tremenda importancia, como lo es "ser un buen padre".
Por esta razón nosotros en Ecología Mística queremos aportar ese grano de arena con nuestros post.
Esperamos poder ayudar en esta labor, buenos hijos serán buenos individuos sociales, pero se necesita urgentemente educarnos como padres.
De todos los mamíferos, el ser humano es el que nace más desvalido e inmaduro, nace "sin estar terminado"; esto, en vez de una desventaja, es la razón del enorme desarrollo que ocurre en todo el proceso de crecimiento: factores ambientales y educación tienen una influencia decisiva para su futuro.
A su vez, en el primer año de vida tienen lugar más transformaciones que en cualquier otro período de la vida, a excepción de las que ocurren durante el embarazo. Los primeros meses de vida son de una extraordinaria importancia para el futuro del ser humano porque además de ser una etapa de maduración se adquieren en ella los primeros aprendizajes y estructuras en las que se basan el resto de las experiencias vitales.
A su vez, en el primer año de vida tienen lugar más transformaciones que en cualquier otro período de la vida, a excepción de las que ocurren durante el embarazo. Los primeros meses de vida son de una extraordinaria importancia para el futuro del ser humano porque además de ser una etapa de maduración se adquieren en ella los primeros aprendizajes y estructuras en las que se basan el resto de las experiencias vitales.
Desde el punto de vista somático, el niño experimenta un gran crecimiento. Su motricidad pasa de estar reducida a algunos grupos musculares y reflejos posturales en el momento del nacimiento, a controlar toda la musculatura del cuerpo y ser capaz de desplazarse por sí mismo al final de este primer año. Este desarrollo motor implica, asimismo, una adaptación a las condiciones del medio que suponen un desarrollo considerable de la inteligencia.
En este primer año el niño no cuenta con un psiquismo independiente de su cuerpo, por eso el desarrollo se evalúa en términos de psicomotricidad: desde el punto de vista externo la motricidad tiene una función adaptativa y esta capacidad de adaptación muestra, a su vez, el desarrollo intelectual alcanzado.
En cuanto a su desarrollo afectivo, el bebé pasa de sentir unas pocas emociones básicas pero muy intensas de placer y displacer a experimentar una serie más matizada de emociones como alegría, tristeza o angustia que suponen la existencia de un yo primitivo. La persona al cuidado del bebé, que en nuestra cultura suele ser la madre, es la intermediaria entre el niño y la realidad, de ahí que de esta primera relación madre e hijo, dependan en gran medida las futuras relaciones con las demás personas y con el entorno.
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