¿A QUÉ HEMOS VENIDO?
Nacemos, crecemos, nos
reproducimos, envejecemos y morimos. ¿Para qué? ¿por qué?.
Que pocos hay en el
mundo que puedan contestar a estas preguntas. Se pueden contar con los dedos de
la mano, posiblemente sobrarían dedos. Sufrimos, buscamos trabajo, nos despiden
(hay crisis) enfermamos, no tenemos dinero, la mujer que nos gusta no nos
quiere…; hay quien no puede aguantar todos estos problemas y se suicida; son la
minoría, es cierto, pero una gran mayoría no encuentra explicación.
La gente se
desespera, y no es extraño oír cosas como estas: “Y todo esto ¿para qué?”,
“¿Vale la pena vivir para esto?”, “toda la vida trabajando y ahora que pudo
estar bien, se muere”, “si bien miramos esta vida no tiene sentido”.¿Suenan estos
comentarios?, seguro que sí, todos los hemos oído.
No encontramos sentido a nuestro
paso por esta esfera (este planeta). Y sin embrago la gente se aferra a la
vida, hacemos cantos a la vida, es lo único que tenemos. Los más optimistas
dicen que vale la pena vivirla, pero no saben por qué.
Hacemos planes, pensamos
en las vacaciones, en hacer viajes a otros países… y lo pasamos bien,
disfrutamos, parece como que volvemos “con las pilas cargadas”, necesitamos
esos paréntesis en nuestra vida cotidiana; tan bien lo hemos pasado que nos
dedicamos los siguientes 6 meses hablando de las felices vacaciones pasadas y
los 6 meses restantes del año haciendo planes para el siguiente viaje o las
próximas vacaciones. Y así pasan los años y los años y los años; y cuando nos
damos cuenta ya tenemos nietos con todo lo que eso comporta.
Todo lo que hemos escrito
hasta aquí ocurre, sucede, y nadie se pregunta el sentido de todo esto, incluso
puede hasta que se contesten:”la vida es así”, se encogen de hombres y se van.
La vida tiene tres causas:
1ª físicas, 2ª metafísicas y 3ª kármikas. A las primeras pertenecen la
consistencia de la materia las leyes de número, medida y peso; a las segundas
pertenecen las ganas de vivir, el instinto de supervivencia, el deseo de
descendencia; y a las terceras, todas las demás. Las dos primeras son fácilmente detectables y comprensibles, no obstante son pocos los que las
tienen en cuenta, y como siempre tienen la muerte en el horizonte
exclaman:”esta vida no vale la pena”.
En cambio las terceras nadie las conoce.
En primer lugar habría que explicarles qué es el “Karma”. Pues el karma es todo
lo desagradable que nos viene encima debido a nuestras malas acciones; así
mismo se llama “Darma” a las cosas buenas que nos acontecen por nuestras buenas
acciones, es lo que se llama la
Ley de Acción y Consecuencia.
Nadie se explica por qué un
joven de 20 años muere en un accidente, porqué una mujer muere en el parto, por
qué una persona triunfa en la vida y otra no… y así infinidad de sucesos que no
nos explicamos; los justificamos diciendo que fue un caso de buena o mala
suerte.
Dejando de lado que “suerte” es un demonio que se hizo presente en
nuestra psiquis para marearnos y mantenernos en la ignorancia (misión, por
cierto de los demonios) debemos saber el por qué de las cosas. Venimos a pagar
karma, ¡si señores!, de retornos anteriores, estamos tan dormidos, a causa de
lo cual cometemos tantos errores que la
Ley Divina nos da la oportunidad de volver
para que limpiemos nuestro karma con buenas acciones. Y ¿qué hacemos?, en lugar
de limpiar nuestro destino (karma) nos embarramos aún más.
Las causas de el tercer
apartado son las que debemos tener en cuenta para hallar un sentido a nuestra
existencia, y saber por qué pasan las cosas. Al mismo tiempo nos dará la
respuesta a la pregunta que encabeza este escrito.
Que ¿cómo sabemos esto? Pues
porque los enviados de Dios para esta época así nos lo enseñan. Los Maestros , del Tao que han
venido para enseñarnos que estamos dormidos y que la causa está en los Egos que
son los que nos hacen cometer los errores.
También nos dan técnicas para que
vayamos despertando transformando los defectos en virtudes.
A lo largo de estos escritos
iremos dando técnicas para ir cambiando los defectos en virtudes, aunque esto
ya lo están haciendo otros seres que escriben en estas páginas y que están
haciendo una magnífica labor en el Tao.
Paz y luz a todos, y que
la sabiduría de los Maestros antes citados impregne nuestras neuronas y nuestros
huesos.
Mahatma Pepdife Walkatélfo
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