La principal causa de DESINTEGRACIÓN PSICOLÓGICA es la
envidia que suele manifestarse a veces en formas exquisitamente sutiles y
deliciosas.
La envidia es polifacética y existen millares de razones
para justificarla. La envidia es el resorte secreto de toda la maquinaria
social. A los Imbéciles les encanta justificar la envidia.
El rico envidia al rico y quiere ser más rico. Los pobres
envidian a los ricos y quieren ser ricos también. El que escribe envidia al que
escribe y quiere escribir mejor. El que tiene mucha experiencia envidia al que
tiene más experiencia y desea tener más que aquel.
Las gentes no se contentan con pan, abrigo y refugio. El
resorte secreto de la envidia por el automóvil ajeno, por la casa ajena, por el
traje del vecino, por el mucho dinero del amigo o del enemigo, etc. produce
deseos de mejorar, adquirir cosas y más cosas, vestidos, trajes, virtudes, para
no ser menos que otros etc. etc. etc.
Lo más trágico de todo esto es que el proceso acumulativo de
experiencias, virtudes, cosas, dineros, etc. robustece el YO PLURALIZADO
intensificándose entonces dentro de nosotros mismos las íntimas
contradicciones, las espantosas desgarraduras, las crueles batallas de nuestro
fuero interno, etc. etc. etc.
Todo eso es dolor. Nada de eso puede traer contento
verdadero al corazón afligido. Todo eso produce aumento de crueldad en nuestra
psiquis, multiplicación del dolor, descontento cada vez y más profundo.
EL YO PLURALIZADO encuentra siempre justificativos hasta
para los peores delitos y a ese proceso de envidiar, adquirir, acumular,
conseguir, aún cuando sea a expensas del trabajo ajeno, se le llama evolución,
progreso, avance, etc.
Las gentes tienen la conciencia dormida y no se dan cuenta
de que son envidiosas, crueles, codiciosas, celosas, y cuando por algún motivo
llegan a darse cuenta de todo esto, entonces se justifican, condenan, buscan
evasivas, pero no comprenden.
La envidia es difícil de descubrirse debido al hecho
concreto de que la mente humana es envidiosa. La estructura de la mente se basa
en la envidia y la adquisición.
La envidia comienza desde los bancos de la escuela.
Envidiamos la mejor inteligencia de nuestros condiscípulos, las mejores
calificaciones, los mejores trajes, los mejores vestidos, los mejores zapatos,
la mejor bicicleta, los hermosos patines, la bonita pelota, etc. etc.
Los maestros y maestras llamados a formar la personalidad de
los alumnos y alumnas, deben comprender lo que son los infinitos procesos de la
envidia y establecer dentro de la
PSIQUIS de sus estudiantes el cimiento adecuado para la
comprensión.
La mente, envidiosa por naturaleza, sólo piensa en función
del MÁS: "YO puedo explicar mejor", "YO tengo más
conocimientos", "YO soy más inteligente", "YO tengo más
virtudes", más santificaciones, más perfecciones, más evolución, etc.
Todo el funcionalismo de la mente se basa en el MÁS. EL MÁS
es el intimo resorte secreto de la envidia.
EL MÁS es el proceso comparativo de la mente. Todo proceso
comparativo es ABOMINABLE. Ejemplo: Yo soy más inteligente que tú. Fulano de
tal es más virtuoso que tú. Fulana de tal es mejor que tú, más sabia, más
bondadosa, más bonita, etc. etc.
El MAS crea el tiempo. EL YO PLURALIZADO necesita tiempo
para ser mejor que el vecino, para demostrarle a la familia que es muy genial y
que puede, para llegar a ser alguien en la vida, para demostrarle a sus
enemigos, o aquellos a quienes envidia, que es más inteligente, más poderoso,
más fuerte, etc.
El pensar comparativo se basa en la envidia y produce eso
que se llama descontento, desasosiego, amargura.
Desgraciadamente las gentes van de un opuesto a otro
opuesto, de un extremo a otro, no saben caminar por el centro. Muchos luchan
contra el descontento, la envidia, la codicia, los celos, pero la lucha contra
el descontento no trae jamás el verdadero contento del corazón.
Es urgente comprender que el verdadero contento del corazón
tranquilo, no se compra ni se vende y sólo nace en nosotros con entera
naturalidad y en forma espontánea cuando hemos comprendido a fondo las causas
mismas del descontento; celos, envidia, codicia, etc. etc.
Aquellos que quieren conseguir dinero, magnífica posición
social, virtudes, satisfacciones de toda especie, etc. con el propósito de
alcanzar el verdadero contentamiento, están totalmente equivocados porque todo
eso se basa en la envidia y el camino de la envidia no puede jamás conducirnos
al puerto del corazón tranquilo y contento.
La mente embotellada en el YO PLURALIZADO hace de la envidia
una virtud y hasta se da el lujo de ponerle nombres deliciosos. Progreso, evolución
espiritual, anhelo de superación, lucha por la dignificación, etc. etc. etc.
Todo esto produce desintegración, íntimas contradicciones,
luchas secretas, problemas de difícil solución, etc.
Es difícil hallar en la vida alguien que sea verdaderamente
ÍNTEGRO en el sentido más completo de la palabra.
Resulta totalmente imposible lograr la INTEGRACIÓN TOTAL
mientras exista dentro de nosotros mismos el YO PLURALIZADO.
Es urgente comprender que dentro de cada persona existen
tres factores básicos, Primero: Personalidad. Segundo: YO PLURALIZADO. Tercero:
El material psíquico, es decir, LA ESENCIA MISMA DE LA PERSONA.
El YO PLURALIZADO malgasta torpemente el material
psicológico en explosiones atómicas de envidia, celos, codicia, etc. etc. Es
necesario disolver el YO pluralizado, con el propósito de acumular dentro, el
material psíquico para establecer en nuestro interior un centro permanente de
conciencia.
Quienes no poseen un centro permanente de conciencia, no
pueden ser íntegros.
Solo el centro permanente de conciencia nos da verdadera
individualidad.
Solo el centro permanente de conciencia nos hace íntegros.
Samael Aun Weor
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